La crisis sanitaria y económica que estamos atravesando nos hace pensar, más que nunca, en qué tipos de riesgos existen. Y es que conocerlos y saber cómo afrontarlos son aspectos claves en el éxito o fracaso de cualquier empresa.
Las empresas, sea cual sea su tamaño y el sector en el que desarrollen su actividad, pueden verse afectadas por una multitud de riesgos inherentes a la propia gestión empresarial. Riesgos que pueden tener consecuencias negativas sobre el patrimonio humano, material e inmaterial de la empresa.
Para una mejor compresión de la dimensión del riesgo empresarial y una optima gestión del mismo es conveniente establecer su clasificación, atendiendo a diversos factores.
Riesgos internos y externos
Para responder a la pregunta qué tipos de riesgo existen, podemos distinguir entre los considerados riesgos internos o externos. Es decir, aquellos que tienen su origen en la propia empresa, y otros que pueden surgir por la aparición de factores ajenos a la misma.

Riesgos internos:
- Riesgos laborales. Aquellos que están relacionados con la salud interna, higiene o seguridad en el trabajo.
- De gestión: financieros, control, informáticos, etc.
- Legales y contractuales: son los tipos de riesgos que surgen como consecuencia de incumplimiento de leyes, normas o contratos vigentes. También se conocen como Compliance.
- Los derivados de las decisiones que se puedan tomar sobre inversiones y/o proyectos. Pueden surgir cuando aparece una desviación de los cálculos estimados de la inversión, retrasos en las fechas previstas, o bien hay deficiencias en la gestión o en la calidad del proyecto.
- Riesgos relacionados con la incorrecta planificación de la producción, la logística o la estrategia comercial. El desfase en el precio de los bienes y servicios que ofrecemos, por ejemplo, puede hacernos perder competitividad y ser causa de importantes pérdidas.
- Medioambientales, derivados de la propia actividad empresarial que pueden perjudicar al ecosistema.
Riesgos externos:
- Los cambios en las normativas, regulaciones o leyes que puedan afectar de forma significativa a la actividad empresarial.
- Los riesgos relacionados con la evolución de la economía, las variaciones en las cotizaciones de los mercados y las oscilaciones en los tipos de interés.
- Riesgos derivados de las actuaciones de la competencia.
- Riesgos tecnológicos: virus informáticos, fraudes, hackeos, errores o caídas de sistema y cambios tecnológicos que supongan un coste excesivo.
- Riesgos externos no previsibles: Pandemias, virus, catástrofes naturales como terremotos, inundaciones, etc. O bien por ataques terroristas, motines, vandalismo.
Otros tipos de riesgos a tener en cuenta
Además, atendiendo al tipo de riesgos que existen y sus características debemos distinguir:
- Riesgos Estratégicos: la toma de decisiones fallidas o la falta de reacción ante los cambios externos de la empresa.
- Riesgos Reputacionales: la imagen de la organización puede verse dañada por la falta de sensibilidad hacia temas como la responsabilidad social, medioambiental y ética… lo que puede llevar a la disminución de ventas y beneficios e incluso a provocar el cierre del negocio. En estos tipos de riesgos hay que incluir el fraude, uso de información privilegiada, extorsión o blanqueo de capitales, entre otros.
- Riesgos de Mercado: la disminución a la baja de los activos de una empresa, restando valor a su patrimonio, a su liquidez y su posicionamiento en el mercado.
- Riesgos Operacionales: las pérdidas ocasionadas por los fallos o deficiencias operativas. Un inesperado parón en la producción por razones técnicas, o la falta de una comercialización eficaz de producto, entre otros.
- Riesgos Comerciales: la falta de liquidez para hacer frente a los pagos a proveedores, causada en muchas ocasiones por el incumplimiento en el pago de los propios clientes.
- Riesgos Financieros: ocasionados por desequilibrios en el balance económico de la empresa o bien por fuertes fluctuaciones en los mercados financieros.
Insistir, finalmente, en que la gestión de riesgos es la única herramienta que permite a las organizaciones adaptarse al juego y dinámica de un mercado cada vez más globalizado. Y, sobre todo, estar preparados ante los distintos riesgos que pudieran afectar a la normal actividad de la empresa.
Una correcta gestión del riesgo permite reducir costes, mejorar el nivel de satisfacción de empleados y clientes, incrementar la productividad y alcanzar los objetivos que nos marquemos en nuestro proyecto empresarial.
Control Integral del Riesgo